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Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores. Umberto Eco, 2015

lunes, 2 de septiembre de 2013

Y así comenzó todo...

Siempre me gustaron las manualidades, aunque no soy de las que le hacen a todo y todo lo hacen bien. No tengo talento creador o, por lo menos, no lo tengo lo suficientemente trabajado. Necesito guiarme por un trabajo que haya visto antes, por una revista, por un patrón. 

Durante muchos años tejí con dos agujas y lo hice para ganarme la vida. De hecho, el tejido pagó una parte importante de mi carrera universitaria. Tal vez el hecho de que en esa época de mi vida tejer era un trabajo, no lo he vuelto a hacer. Años después aprendí a tejer crochet mirando las instrucciones que daba una revista y, en 2007, durante la visita que hicimos a nuestros amigos Liliana y Gustavo, que viven en Florianópolis, Brasil, conocí el patchwork. Fue amor a primera vista. Liliana había hecho trabajos muy hermosos, que decoraban su casa y me propuse averiguar todo lo que pudiera sobre este arte a mi regreso a Neuquén.

Mi primer trabajo fueron estos almohadones. Los destiné a las sillas del comedor de casa. Algún tiempo después de terminados aprendí que esa técnica específica se llamaba Log Cabin.

Me divertí tanto haciéndolos, que me propuse aprender un poco más. Pero como siempre en mi vida, tuvo que pasar bastante tiempo hasta que me puse con el próximo trabajo. El deber siempre está por encima del querer. Algo que en algún momento intentaré modificar. 

Volviendo a los almohadones, al intentar comprar telas 100% algodón me dí cuenta de lo difícil que era encontrarlas en mi ciudad. En esa oportunidad, conseguí batistas lisa y rayada. El cuadrillé y la liberty no eran 100% algodón, lo que me trajo algunos dolores de cabeza al unir las piezas. Las costuras pequeñas están hechas a mano, las restantes, a máquina y están quilteados a máquina, a milímetro y medio de la costura.

Estas fundas ya no existen, pero me quedan las fotos y el recuerdo de la diversión. Yo creo que volveré al Log Cabin, no sé si en breve, pero volveré...

2 comentarios:

  1. Hola, Ceci! Esos almohadones son preciosos! Ojalá los puedas "recrear" algún día para que no sean sólo un recuerdo. Muchas gracias por tu visita y tus bonitas palabras a mi camisa! Un abrazo! BESOTES!!!

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  2. Hola Gladys! Los almohadones habían quedado bastante bien, hay cosas que me salieron un poco más feas, ya voy a ir subiendo fotos que prueban que ha sido así, jajaja Lo malo de lo almohadones es que ya he tenido que cambiar un par de veces las fundas, mis muchachos son buenísimos, pero no prestan demasiada atención a los detalles, jajaja La camisa te quedó perfecta, yo también solía ir a un taller de costura, sobre la calle Mendoza, pero eso fue antes de nacer Santino. Te mando un beso!

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