Hasta el cansancio les he contado de mis múltiples intereses. Lo que me llama la atención es que cuando algo nuevo entra en mi "órbita" no es que pierdo interés por todo lo demás. No. Tengo ganas de hacer esto y aquello. Estoy bordando pero me gustaría ponerme con las lanas y el crochet. Me siento a la máquina de coser y estoy deseando salir al patio con la lija y los pinceles. Y así en loop hasta el infinito.
Este invierno el universo me regaló tres semanas de vacaciones. Tres! Tres semanas de no despertarme tempranísimo y de tener la posibilidad de pasar algunas mañanas en mi casa (a propósito, la luz que entra por las mañanas en mi estudio es fabulosa! Lástima que no estoy para disfrutarla :((((. Bueno, como hacía rato que quería indagar en nuevas técnicas, aproveché las vacaciones para investigar y hacer acopio de materiales, como no! Quería probar si me era posible pintar madera, sobre todo muebles, pero no me animé a empezar por algo grande. Empecé por algo bien pequeño: Un cajoncito de frutas que me regaló mi verdulero amigo.
La idea era preparar un lugar más bonito para que mi esposo guarde sus discos de vinilo. Bueno, más bonito que la caja de cartón en la que los tenía "exhibidos".
Mi indagación comenzó por el universo de las chalk paint o pinturas a la tiza, cuyas aplicaciones había visto en diversos blogs de decoración. Tienen un acabado totalmente mate, que se termina con cera o barniz transparente también mate, especiales para este tipo de pinturas. En Neuquén conseguí chalk paint de la marca Eterna, en casas de artística, en pequeños envases de 200 cm3. En Buenos Aires se consiguen fácilmente las latas de un litro de otras marcas como Rust Oleum. El sábado fui a una pinturería que vende esa marca acá pero no trae la línea Chalked porque "no hay demanda".
Lo que me divertí investigando, buscando marcas e ideas, mirando tutoriales en youtube, no les puedo contar. Creo que entre colores no se me borró la sonrisa de la cara. Obviamente mi "investigación" no quedó ahí. Les cuento en un próximo post.
PD: Gracias totales a Cecilia Gauna, del blog "
Diario de una Artesana", cuya entrada compartí en el día de ayer y cuya respuesta a mi comentario me hizo sentir comprendida. Y a
Lola, que siempre me da una mano con sus palabras y me ayuda a creer que no me estoy volviendo loca.