Según me enteré ayer a través de mi hijo, mañana es el día del
libro. En general, no me interesan demasiado los “días de…” pero a este día en
particular no quiero dejarlo pasar porque amo los libros, son lo que más me
gusta después de mi familia y mis manualidades. Los libros brindan la
oportunidad única de vivir una vida paralela por un rato, de olvidarse de los problemas, te acompañan en horas muertas, te enseñan, te divierten, todo eso y mucho más.
Tengo el pequeño inconveniente de no poder entrar a una
librería y no salir con varios libros y una cuenta grande de tarjeta de crédito
para el mes siguiente, pero nunca me he arrepentido de ningún libro comprado. Me
gusta cuidarlos, me gusta que mis libros luzcan y huelan como cuando eran
nuevos… No me gusta demasiado pedirlos prestados, me gusta tenerlos, que sean
míos, pero en caso de necesidad, dale, acepto que me prestes con todo gusto (en
general, siempre de las mismas personas).
Entonces, aprovechando el día del libro, quería contarles mis
últimas lecturas, ya que hace un tiempo que no les hablo de lo que he estado
leyendo. Las mujeres me rodearon durante varios meses y estuve completamente cooptada por la novela histórica romántica. Todo empezó en mi
anteúltimo viaje a Buenos Aires. Mientras esperaba mi vuelo en Aeroparque compré “Amores Prohibidos” de Florencia Canale.
El libro cuenta las relaciones secretas de Manuel Belgrano,
en mi opinión, el más lúcido prócer argentino, un progresista con todas las
letras. Si bien el libro aborda las "aventuras" románticas de nuestro prócer,
también relata hechos de su vida para mí desconocidos y aborda ampliamente el
pensamiento de Belgrano. En resumen, más histórico que romántico, es un libro
basado en una profunda investigación historiográfica de Florencia Canale.
Gracias a una lejana
recomendación de mi amiga Liliana de Culticautivarte, en julio de 2013 había comprado La Maestra de la
Laguna, de Gloria Casañas en mi paso por Rosario (a propósito, hay una librería sobre peatonal Córdoba de esa ciudad donde ese día dejé la mitad de mi aguinaldo).
Esta novela es muy romántica, demasiado para mi gusto, que soy más
bien fría pero, increíblemente, me encantó. Está ambientada en la Argentina del Siglo XIX y es
la historia de una de las maestras que Domingo Faustino Sarmiento trajo de
Estados Unidos con el propósito de difundir la enseñanza y la educación pública
popular en nuestro país. La pintura de época es excelente. Este libro me
acompañó en mi viaje a Ushuaia e hizo que los cuatro vuelos que tuve que tomar
para ir y volver hayan pasado como un suspiro.
Allá, precisamente, en Ushuaia, visité una hermosa librería
de la que no recuerdo el nombre. Los chicos que la atendían, super amables, me
permitieron elegir con tiempo, aún cuando se acercaba el horario de cierre del
comercio. Como sentía mucha curiosidad sobre Alice Munro, luego de haber
sido elegida para el Nóbel de Literatura, compré Mi vida querida. Es una serie
de cuentos, en su mayoría protagonizados por mujeres, en diversos momentos de
sus vidas. Algunos más atrapantes que otros, pero para variar, el libro me gustó.
Seguía enganchada con Gloria Casañas, así que un día corrí a la librería que queda a tres cuadras de mi casa y compré El Ángel Roto. También
es novela histórica romántica, pero esta vez el protagonista es un hombre. La
autora retoma también, algunos personajes de libros anteriores, como La Maestra
de la Laguna e Yporá. Ya de vacaciones, me devoré este libro.
Y de Gloria Casañas, necesariamente (no sé por qué pero en
mi mente tienen una conexión) pasé a Florencia Bonelli y sus Indias Blancas. Ambos
libros me apasionaron. El primero me mostró una parte de la historia argentina
que no conocía en profundidad, la referida a las cautivas, aquellas mujeres
blancas robadas por los malones y llevadas a vivir como "esposas" y/o esclavas en las tolderías. El
segundo es una pintura fabulosa del Buenos Aires de fines del siglo XIX. Estos
libros no los compré, me los prestó Cecilia, una de mis queridas compañeras de
las hermosas tardes de verano, de mates, charlas, río y nuestros hijos jugando cerquita.
No sé qué hubiera sido de mi vida sin los libros. Hubo una época en la que los libros fueron mi sostén ante tristezas
muy grandes y me ayudaron a transitar dolores a una edad en que los dolores profundos dejan
secuelas severas. Ojalá tuviera tiempo para leer más, porque a veces, saben… no
sé si me va a alcanzar la vida para leer todos los libros que quiero…